LOS ARGUMENTOS IDÓLATRAS DE LOS PROTESTANTES SE CAEN AL SUELO
En los últimos años, ¡vaya sorpresa!, las estatuas y bustos de Martín Lutero se están vendiendo en Europa a un ritmo impresionante, especialmente en Alemania, donde los mismos protestantes han comenzado a colocar estas imágenes con orgullo.
¡Y esto resulta irónico!
Aquellos que durante siglos han levantado el dedo acusador hacia los católicos, señalando nuestras imágenes como “ídolos”, ahora llenan sus hogares con figuras de Lutero, ¡como si él mismo fuera una especie de santo!
La contradicción es evidente, sobre todo para los protestantes latinoamericanos que tanto se han jactado de rechazar las imágenes.
Ahora, al ver a sus hermanos europeos en este furor por las estatuas, se encuentran en una encrucijada incómoda.
Durante generaciones han arremetido con discursos de "idólatras" y “adoradores de imágenes” contra los católicos, sin siquiera entender el concepto de idolatría que critican.
Para ellos, cada escultura o retrato parece ser un "ídolo" de facto, algo "adorado".
Sin embargo, al ver lo que sucede en Europa, este argumento comienza a derrumbarse como un castillo de naipes.
La realidad es que la Iglesia
Católica siempre ha tenido claro que las imágenes de santos no son ídolos.
¿Qué excusa queda cuando, en sus propios hogares, resplandecen las figuras de bronce de Lutero?
Esta situación se vuelve hilarante: los protestantes latinoamericanos, que se han llenado la boca con discursos sobre la "idolatría católica", ahora deben aceptar que, en sus propias filas, el mercado de estatuas y bustos protestantes está en auge.
Si el uso de imágenes es “idólatra”, ¿qué están haciendo ahora con las estatuas de Lutero?
No hay escapatoria, la contradicción es evidente.
La ironía no podría ser más evidente.
¡Han quedado en ridículo! Su crítica de siglos contra los católicos solo ha servido para cavar su propia trampa.
La interpretación de la Biblia que han hecho por cuenta propia los ha llevado demasiado lejos, al punto de ni siquiera coincidir con las prácticas de sus iglesias madres en Europa.
Y así, una vez más, aquellos que atacan a la Iglesia Católica, terminan en el suelo, derrotados.
Con cada busto y cada estatua de
Lutero que se vende en el mercado, los católicos ganamos un round más en esta
batalla que, a fin de cuentas, nunca hemos comenzado nosotros, sino que solo
respondemos con la verdad y la coherencia de la fe auténtica.
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