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LA CRUZ ANTES DE CRISTO Y HOY


 

LA CRUZ ANTES DE CRISTO Y HOY

 

El tema sobre el valor y significado de la cruz en la fe católica y su fundamento bíblico es un aspecto central y profundo que merece ser comprendido tanto por los creyentes como por aquellos que cuestionan su validez.

 

Muchos hermanos protestantes tienden a rechazar la cruz como símbolo sagrado, considerando que su uso es innecesario o incluso idolátrico; sin embargo, al reflexionar en las Escrituras, encontramos un significado intrínseco y profundo en la cruz que trasciende su forma física para hablar de la protección, salvación y fidelidad del pueblo de Dios.

 

Un ejemplo notable que encontramos en el Antiguo Testamento es el pasaje de Ezequiel 9:4-6, en el que Dios mismo manda a poner una señal en la frente de los hombres que se lamentan por la corrupción y pecado en Jerusalén.

 

Esta señal, que representa una cruz, marca a aquellos que están bajo el favor y la protección divina y tiene un poder simbólico que prefigura el sacrificio redentor de Cristo.

 

Este acto de marcar una cruz en la frente de los fieles sugiere ya un sello de identidad que los aparta y protege del castigo que se avecina sobre los impíos.

 

Esta escena recuerda el significado de "ser sellado" como alguien apartado y protegido por Dios, un concepto que el cristianismo primitivo y la Iglesia Católica ha mantenido como símbolo de la pertenencia a Cristo, quien murió en la cruz y nos redimió.

 

Es importante señalar que la cruz en este pasaje no es un objeto o un amuleto sin valor, sino un símbolo visible de aquellos que llevan en su corazón el sello de Dios y que se entristecen por el pecado y las injusticias. En el versículo 6, Dios decreta que todos serán castigados, excepto aquellos que llevan la señal de la cruz, una protección que prefigura la marca de los redimidos en Cristo.

 

Esta imagen poderosa se convierte en una profecía del significado profundo que la cruz tendría en el Nuevo Testamento, no como un simple objeto, sino como símbolo de redención y refugio en el plan de salvación.

 

Para los cristianos, la cruz adquiere su máxima expresión en la crucifixión de Jesucristo, en quien el símbolo se transforma en el medio de la redención.

 

La cruz en el Nuevo Testamento es, entonces, la actualización de lo que Ezequiel mostró en su visión: un signo que indica a quienes pertenecen a Dios y están bajo su protección.

 

La cruz, lejos de ser un símbolo idólatra o irrelevante, representa la victoria de Cristo sobre el pecado y la muerte, y sigue siendo la señal visible de los que pertenecen al Redentor.

 

Cuando los católicos usan la cruz, ya sea en los altares, en sus iglesias o al hacer la señal de la cruz en la frente, pecho y hombros, están renovando su identidad como redimidos y sellados por Cristo, cumpliendo así con la imagen profética que Ezequiel transmitió.

 

La cruz, desde esta perspectiva, se convierte en un símbolo que sella a los cristianos como herederos de la promesa, y no simplemente como un objeto decorativo.

 

Para los católicos, la cruz es un recordatorio visible de la entrega total de Cristo, su amor y su salvación, al igual que un signo de la protección divina, tal como ocurrió en Ezequiel, cuando Dios apartó a aquellos con el signo en la frente del castigo.

 

Por lo tanto, la cruz tiene validez y es fundamental en la espiritualidad cristiana porque es el símbolo del amor redentor de Dios y el medio por el cual los fieles son reconocidos y protegidos.

 

El pasaje de Ezequiel no es un simple relato de una marca; es una imagen profética que cobra pleno significado con Cristo y que muestra que Dios ha usado símbolos visibles para manifestar su gracia y fidelidad.

 

Esta señal en la frente en tiempos antiguos no es algo casual, sino parte del plan de Dios para demostrar, desde la antigüedad, el poder de su sello en aquellos que se lamentan y gimen por su pecado y buscan la protección divina, un poder que se ve plenamente realizado en la cruz de Jesucristo.

 

Ahora veamos el texto bíblico del que nos hemos referido:

Ezequiel 9:4-6, Biblia de Jerusalén (1976):

“4- Y le dice Yahveh: 'Recorre la ciudad, recorre Jerusalén y marca con una cruz en la frente a los hombres que se lamentan y gimen por todas las abominaciones que en ella se cometen.'

 

5- Y a los otros les dijo a mi oído: 'Pasad tras él por la ciudad y herid.

 

No perdone vuestro ojo, no tengáis compasión.

 

6- Ancianos, jóvenes, doncellas, niños y mujeres, matadlos hasta exterminarlos, pero no toquéis a ninguno de los que tengan la cruz. Comenzad por mi santuario.'

 

Comenzaron, pues, por los ancianos que estaban delante del Templo."

 Z ANTES DE CRISTO Y HOY:

 

El tema sobre el valor y significado de la cruz en la fe católica y su fundamento bíblico es un aspecto central y profundo que merece ser comprendido tanto por los creyentes como por aquellos que cuestionan su validez.

 

Muchos hermanos protestantes tienden a rechazar la cruz como símbolo sagrado, considerando que su uso es innecesario o incluso idolátrico; sin embargo, al reflexionar en las Escrituras, encontramos un significado intrínseco y profundo en la cruz que trasciende su forma física para hablar de la protección, salvación y fidelidad del pueblo de Dios.

 

Un ejemplo notable que encontramos en el Antiguo Testamento es el pasaje de Ezequiel 9:4-6, en el que Dios mismo manda a poner una señal en la frente de los hombres que se lamentan por la corrupción y pecado en Jerusalén.

 

Esta señal, que representa una cruz, marca a aquellos que están bajo el favor y la protección divina y tiene un poder simbólico que prefigura el sacrificio redentor de Cristo.

 

Este acto de marcar una cruz en la frente de los fieles sugiere ya un sello de identidad que los aparta y protege del castigo que se avecina sobre los impíos.

 

Esta escena recuerda el significado de "ser sellado" como alguien apartado y protegido por Dios, un concepto que el cristianismo primitivo y la Iglesia Católica ha mantenido como símbolo de la pertenencia a Cristo, quien murió en la cruz y nos redimió.

 

Es importante señalar que la cruz en este pasaje no es un objeto o un amuleto sin valor, sino un símbolo visible de aquellos que llevan en su corazón el sello de Dios y que se entristecen por el pecado y las injusticias. En el versículo 6, Dios decreta que todos serán castigados, excepto aquellos que llevan la señal de la cruz, una protección que prefigura la marca de los redimidos en Cristo.

 

Esta imagen poderosa se convierte en una profecía del significado profundo que la cruz tendría en el Nuevo Testamento, no como un simple objeto, sino como símbolo de redención y refugio en el plan de salvación.

 

Para los cristianos, la cruz adquiere su máxima expresión en la crucifixión de Jesucristo, en quien el símbolo se transforma en el medio de la redención.

 

La cruz en el Nuevo Testamento es, entonces, la actualización de lo que Ezequiel mostró en su visión: un signo que indica a quienes pertenecen a Dios y están bajo su protección.

 

La cruz, lejos de ser un símbolo idólatra o irrelevante, representa la victoria de Cristo sobre el pecado y la muerte, y sigue siendo la señal visible de los que pertenecen al Redentor.

 

Cuando los católicos usan la cruz, ya sea en los altares, en sus iglesias o al hacer la señal de la cruz en la frente, pecho y hombros, están renovando su identidad como redimidos y sellados por Cristo, cumpliendo así con la imagen profética que Ezequiel transmitió.

 

La cruz, desde esta perspectiva, se convierte en un símbolo que sella a los cristianos como herederos de la promesa, y no simplemente como un objeto decorativo.

 

Para los católicos, la cruz es un recordatorio visible de la entrega total de Cristo, su amor y su salvación, al igual que un signo de la protección divina, tal como ocurrió en Ezequiel, cuando Dios apartó a aquellos con el signo en la frente del castigo.

 

Por lo tanto, la cruz tiene validez y es fundamental en la espiritualidad cristiana porque es el símbolo del amor redentor de Dios y el medio por el cual los fieles son reconocidos y protegidos.

 

El pasaje de Ezequiel no es un simple relato de una marca; es una imagen profética que cobra pleno significado con Cristo y que muestra que Dios ha usado símbolos visibles para manifestar su gracia y fidelidad.

 

Esta señal en la frente en tiempos antiguos no es algo casual, sino parte del plan de Dios para demostrar, desde la antigüedad, el poder de su sello en aquellos que se lamentan y gimen por su pecado y buscan la protección divina, un poder que se ve plenamente realizado en la cruz de Jesucristo.

 

Ahora veamos el texto bíblico del que nos hemos referido:

Ezequiel 9:4-6, Biblia de Jerusalén (1976):

“4- Y le dice Yahveh: 'Recorre la ciudad, recorre Jerusalén y marca con una cruz en la frente a los hombres que se lamentan y gimen por todas las abominaciones que en ella se cometen.'

 

5- Y a los otros les dijo a mi oído: 'Pasad tras él por la ciudad y herid.

 

No perdone vuestro ojo, no tengáis compasión.

 

6- Ancianos, jóvenes, doncellas, niños y mujeres, matadlos hasta exterminarlos, pero no toquéis a ninguno de los que tengan la cruz. Comenzad por mi santuario.'

 

Comenzaron, pues, por los ancianos que estaban delante del Templo."

 

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