Quinto Mandamiento "No Mataras"
(Pido disculpas, pero les escribo para demostrar que la coyudez es lo más difícil de cambiar).
El ser humano puede ser uno de los bichos más miserables sobre la tierra y octubre (fiesta de las corridas de toros en el Perú) es un ejemplo de lo mela que podemos ser.
¿Cómo puede haber gente que califique de espectáculo cultural a una de las tradiciones más crueles que puede existir?
En las corridas de toros el animal humano disfruta de la esencia de su perversión.
Disfruta al ver cómo un noble animal,
en un acto completamente inhumano, es encerrado en una plaza tratando de
defenderse de un grupo de hombres morbosos que lo golpean, lo cercan, lo
pinchan, lo marean, le gritan, lo aturden, lo desangran, lo pican lo matan y
luego lo pasean arrastrándolo mientras su sangre mancha la arena ante los
aplausos de una multitud de nariz estirada que se asquea de los talk shows pero
no nota su propia mrda.
En el colmo de las ineptitudes mentales, la misma religión que pregona el amor al prójimo y que predice en la biblia que en el paraíso las bestias y los hombres vivirán en paz, auspicia esta carnicería anual "feria del señor de los milagros" le dicen, como si JESUCRISTO el inspirador de SAN FRANCISCO DE ASIS (quien llamaba hermanos a los animales) estuviera aplaudiendo esta bajeza humana desde su trono celestial.
¿Cómo puede la mente humana ser tan obtusa y no llegar a comprender que está cometiendo una barbaridad?
¿Cómo?
Escudándose en la tradición, en la taradez de repetir conductas individuales y sociales sin usar el cerebro para analizar lo estúpidas que puedan ser esas costumbres heredadas de un tiempo que ya pasó y que debería dar vergüenza de imitar.
¿Quién puede ser tan imbécil de no
darse cuenta de que el pobre toro está en total desventaja y de que sufre?
No llegaré jamás a entender como alguien puede pagar una suma cualquiera de dinero para participar, alentar, y disfrutar de un espectáculo tan vil y miserable como ese.
Hay que tener el cerebro bien taponeado de mediocridad e incapacidad de cuestionamiento como para no reaccionar con rechazo a estos instintos que ni siquiera los animales más bajos tienen.
Podemos ser unas melas, pero lo más
vergonzoso es que pagamos por serlo, lo festejamos y nos jactamos de ser cultos
por serlo.
¡¡No me jodan!!
¿Quién es la bestia?
Reaccionemos de una vez y dejemos de inventarnos excusas para participar en esta brutalidad inhumana que desgracia al género humano.
y si alguien tiene mejores argumentos
a favor de esta destrucción de la conciencia humana, desafíenme para darme el
gusto de pasear sus neuronas muertas por la plaza de la miseria humana entre
los aplausos de todos aquellos que pensamos que los animales tienen el mismo
derecho a vivir como tú y yo
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